Recuerdo a la felicidad sentado en tu cama.
Haciendo una maleta y mezclando palabras,
diciéndolo todo sin decir nada.
Recuerdo a la felicidad con la brisa en la cara.
Una tarde de otoño en la silla más alta,
tumbado en la piedra, mirando las nubes
y las estrellas.
Recuerdo a la felicidad asomándose a tu ventana.
Con la sonrisa en la cara, confundiendo con pájaros
un beso en el alma.
Recuerdo...
Lo recuerdo todo, y no queda nada.
La felicidad marchó, y mi vida parada,
sintiéndolo todo sin tener nada.
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