miércoles, 1 de mayo de 2013

Sueños

Angustiado, di otra vuelta entre las sábanas. La sombra de mi obsesión, su frío recuerdo, devanaba mis sesos y amenazaba con atormentarme de nuevo, una noche más. La cálida imagen de su sonrisa, lejos de evaporarse con el lento devenir de los días, había cristalizado en lo más profundo de mi, y cada noche afloraba de la única forma posible, ajena a los dominios de mi voluntad.



[Escribí este texto hace un año, más o menos. Y hoy, con perspectiva, me alegra saber que ya no soy el mismo. Que aunque al final no pudimos evitarlo y nos miremos como extraños, la parte de mi que aún seguía doliendo, ya no lo hace. Que la mayoría de las heridas acaban cerrando, incluso las auto-infligidas. Y es que olvidar y pasar página , siempre tiene un precio.]