Bucles infinitos de arena y viento en la tarde sombría.
Trompetas y tambores que dejan de tocar,
esperando la señal cesó su melodía.
Seré yo quien toque, convencido,
de la improvisación haré mi instrumento.
Y tocaré, aunque ni a mí mismo me encuentre
tocaré lo que me venga a la mente,
que no soporto este silencio.
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